Dibujo de Ruber León Rodrìguez
Un antiguo vio un hombre haciendo el viento;
un loco, monstruos en amenazante tropel;
un gran queso, encontró el humorista de imaginación agotada
y el codicioso, dibujó una moneda alabiada de plata.
¿Qué has visto, tú?, porque yo me desbordo
y creo infinitos de parejas entrelazadas,
locuras necesarias de los enamorados;
ansias blancas desparramadas y cegadoras
entre dos siluetas, que son iguales a ti y a mí
La luna guarda esos lamentos engañosos de los amores perdidos
y pule las palabras deformadas por la miel de las promesas.
Conserva en su parte oscura los recuerdos amargos,
los engaños perversos y los ardides, donde cayeron
las almas incautas revestidas con ingenuidad y necesidad.
En Selene, siempre impasible,
están los amores muertos,
los que no tuvieron posibilidad;
enterradas y perdidas,
las esperanzas de aquellos
que mal hallaron su porvenir.
Están jubilosos los nuevos amantes,
comiéndosela a pedazos;
carcajeándose de ella, también.
Además están los locos llorando con sonrisas,
los perdidos fustigándose en su camino
y los poetas convertidos en luz… y yo.
También estoy yo, esperando mi momento.